miércoles, 5 de octubre de 2011

Coloquio bajo el laurel

Quiero que me cultives, hijo mío
en tu modo de estar con el Recuerdo,
no para recordar lo que yo hice,
sino para ir haciendo.
Que las cosas que hagas lleven todas
tu estampa, tu manera y tu momento.

Y cultiva mi amor con tu conducta
y riega mi laurel con tus ejemplos.
Viviendo estás los años más sucios de la Historia,
pero si sobrevives, será tu tiempo el tiempo
de la bondad triunfante, de la justicia erguida,
donde la voz alcance la libertad del sueño;
para entonces, quisiera que fueras bueno y grande,
que tu conciencia fuera, no de un hombre, de un pueblo,
pero que tu grandeza fuera la cosa tuya
y tu bondad la cosa tuya y de mi recuerdo.
Tú eres el hombre, hijo, de la hora esperada,
pero si has de creerme, la bondad es lo cierto,
y para poseerla, precisa ser valientes;
la bondad es lo dulce del valor y el respeto.
Si alguien te pide tu sabiduría,
dásela, aunque se niegue a creer en tu credo;
si alguien te pide un pedazo de pan,
dáselo y no preguntes bajo qué tienda va a comerlo;
si alguien te pide tu amistad,
dásela, aunque no piense como tu pensamiento;
si alguien te pide agua,
dásela y no preguntes si va a regar su huerto,
si va a calmar su sed, si va a lavar sus manos,
si va a ponerla en tierra para hacer un espejo.


Para el bueno, la idea tiene el ancho del mundo
y un pan es del tamaño del hambre del hambriento.

Como si fueras de cristal,
realízate por dentro,
como si un mundo de miradas te estuviera mirando,
como si el pueblo tuyo te tuviera de espejo
para que se peinaran sus hijos
la conciencia mirándote el corazón entero.
!Ay, la Patria y sus niños¡ mientras hablo, hijo mío,
quiero besar a un niño de mi pueblo,
con el sol de mi tierra entre tus ojos
y el amor de mi madre entre mi beso.

La Verdad, sólo Ella en tu conducta,
tan solo la Verdad en tu cerebro,
pero que al corazón le quede algo
de las dulces mentiras que te enseño;
que en el profundo bosque son verdades
las fábulas del tigre y el conejo;
que el mundo tiene un pájaro que habla,
un agua de oro, el canto de un madero
y un corazón que marcha, sin mirar hacia atrás,
hasta llegar a ellos;
que ha de volver, sobre el caballo flaco,
con Sancho al lado, el hondo caballero;
que el día es del trabajo y del amor la noche,
que no hay casa sin pan, que el hombre es bueno,
que el pez navega por lo azul del agua
y el ave vuela por amor al viento.


Poesía del venezolano Andrés Eloy Blanco. Sentir de tantos espíritus.

lunes, 2 de mayo de 2011

Un panadero

Yo sólo soy un panadero, que se espanta cuando descubre ser mucho más que un simple panadero.
Que se asusta con su capacidad de plasmar mundos alternos, todos ellos poderosos por igual.
Que se asombra de verdades tan diversas, que se forman como versos, en verdad.
Que se espanta cuando dios es el que escribe, cuando dios es el que sueña, cuando dios es en minúsculas tan frágil
que se rompe en mil pedazos de verdades que buscamos como locos en el sueño de la vida, que portamos orgullosos
predicando a todas voces, sin pararnos a pensar que el prójimo tiene un trozo de la misma verdad.

Sólo soy un panadero, que se asombra con un modo nuevo de curar y curarse a través de sí mismo.
Que imagina que la cura de su mundo es unirnos como hermanos, hasta el fin.
Que se asusta al descubrir a sus hermanos, todos dioses de misma naturaleza.

Sólo soy un panadero, que se espanta cuando huele que sus panes se le queman y siente que su mundo se viene abajo
en una lucha tan trivial por su existencia; cuando no es sino otro mundo de frágil magnificencia que se quema trivialmente, como el pan.

Sólo soy un panadero, que se apena por las manchas en su ropa, se preocupa si mañana hay qué comer o si el negro de sus uñas o si el largo de su pelo, el "qué dirán", un futuro, un pasado, una mentira trivial, su familia, sus amigos y su propia salud mental...

Sólo soy un panadero, que porta orgulloso un trozo de la verdad...
Tu verdad...



miércoles, 23 de marzo de 2011

Arrullo Final

*Texto del audio

Gota de leche derrama tu boca.

Mientras se seca mamá.
Viento en las copas, vacías de hojas.
Último aliento en cristal.
Rezos disueltos. Plegarias tan rotas.
Dioses que no escuchan más.
Cierra los ojos. El tiempo se agota.
Sueños que ya no serán.
Cierra los ojos. El tiempo se agota.
Sueños que ya no serán.
Duerme, inocente y abraza la Gloria.
Con este arrullo final...

¿qué queda de este mundo para los que vienen?

viernes, 31 de diciembre de 2010

Carta suicida

Tomaste mi sueño y lo destruiste.
Me hiciste creer tu mentira. Me hiciste alimentar tu mentira.
Me lastimaste hasta hacerme insensible.
Me corrompiste y me pusiste en contra de lo que soy. Hasta que me odié.
Entonces me sentí sucio y usado. Y destruí.
Me dijiste que esto era humanidad, pero era otra cosa que de humanidad no tenía nada.
Y me quedé callado.
Me hiciste creer que tú eras Dios.
Tú me creaste a tu imágen y semejanza.
¿Por qué te sorprende entonces que no te tenga un poco de piedad?


































Lo incompleto será completado
lo torcido será enderezado
lo vacío será colmado
lo viejo será renovado.
Quien tiene poco, recibirá
quien tiene mucho, perderá.
-TAO-

domingo, 31 de octubre de 2010

En la palma de la mano


Permanece un instante la pluma ingrávida en la palma de la mano.
Y permanece sin aliento espectador de su etérica belleza.
Sumido en el dilema entre exhalar y dejar ir o contener hasta morir.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Errático

Se valora la brisa más sutil en la hora más hostil de la jornada.
La alborada muestra todo ante los ojos que han sufrido oscuridad.
La verdad destruye cruel templos enteros cimentados en falacias;
y es el hambre regresando la delicia a aquel bocado que hace tiempo desdeñabas.
La memoria se disuelve ante lo inmenso que te arrastra de regreso;
es el TODO reclamando la energía que fue prestada por un tiempo.

Olvidado en el camino aquel mensaje que portasen orgullosos;
es motivo hoy de frustración desconocida, de innombrables deseos insatisfechos
que te impulsan a buscarlos sin sentido. Perdido.
Errando entre hilarantes carcajadas y un torrente de lágrimas amargas
que se vierten finalmente ante lo absurdo de ese lastre cotidiano que te traga.

martes, 7 de septiembre de 2010

Me consumo

Me quedo con ganas de nombrarte en voz alta.

Me quedo algunas noches abrazándote y sintiéndote lejana,
convirtiéndome en cenizas a tu espalda, resurgiendo nuevamente a tu mirada.

Me consumo entre tus manos poco a poco, tú contemplas esta escena, fascinada;
como un niño agonizantes a las hadas, resignado a presenciar sin ayudarlas.

Me mantengo en lo seguro, cuando puedo;
siempre al borde del abismo de tus ojos, contenido de lanzarme a un punto ciego
que me dé la eternidad de tu recuerdo.

Me pregunto dónde estoy durante un beso, si en tu boca o enredado entre tus dedos,
si es que estoy en un suspiro liberado o en alguna de tus flores de cerezo.

Me imagino en una escena de tus sueños que desliza en el cairel de tu cabello,
me imagino que despiertas y me olvidas, y me escribes inconsciente entre tus versos...