lunes, 4 de agosto de 2008

S

Mi respiración es agitada mientras te observo por la puerta entreabierta, no has notado que ahí estoy.
Tu cabello rizado y húmedo cae sobre tus hombros desnudos, te miras al espejo como fascinada por tu propia belleza, de verdad lo eres, yo también estoy fascinado por tu perfección, por tu perfecta desnudez.
Tomas ese vestido azul con un gran escote en la espalda y sin más, te lo pones. Sigues admirando tu reflejo y es entonces cuando yo aprovecho para entrar y, sigilosamente, acercarme, me agacho para que el espejo no me delate.
Espero unos segundos y toco con mi lengua el último tramo de piel antes que el escote termine, das un pequeño reflejo de susto pero no volteas, sabes que soy yo. Recorro tu espina dorsal disfrutando cada perfumado centímetro de tu piel. No veo tu cara, pero sé que sonríes. Cuando llego a tu cuello ahí me detengo para besarlo y mis manos acarician tu cintura hasta que la he rodeado con mis brazos. Miro al espejo y busco tus ojos suavemente cerrados y tu boca entreabierta. Mi mano izquierda se posa en tu vientre y la derecha sube lentamente palpando el vestido que te queda como una segunda piel.
Te volteo para sentir tus latidos junto a mi pecho, para besar tu boca despacio, como nos gusta. Mis manos ahora están en la tersura de tu espalda fresca, tu cintura y tus caderas.
Me aflojo la corbata y me quito la camisa, te aprieto contra mi con la derecha y con la izquierda te acaricio el cabello por la nuca.
Empiezo a desabrochar tu vestido, lo voy bajando despacio... y ahí está de nuevo... esa perfecta desnudez.
Sin dejar de besarte te recuesto de espaldas en la cama y comienzo a bajar besando y lamiendo tu cuello, entre tus senos, tu abdomen, tu vientre, paso por tu ombligo y sigo bajando pero esta vez más lento. Puedo sentir con mis labios las palpitaciones cada vez más agitadas de tu corazón. Flexionas las rodillas y me das acceso a ti. Me pierdo ahí un tiempo que es y deja de ser. Continúo mi camino, tus muslos, tus pantorrillas, no dejo algo sin probar... tus pies, una lamida a cada planta, no veo tu rostro pero sé que sonríes.
Vuelvo a subir para ver tu cara y besarte pero te has ido, de pronto ya no estás y el entorno es gris y absurdo...
Todo pasa demasiado pronto y abro los ojos para mirar el techo y darme cuenta que estoy solo en mi cama y que todo fue un sueño...

Eso eres por ahora, un sueño y cuando despierte espero verte ahí...