lunes, 2 de mayo de 2011

Un panadero

Yo sólo soy un panadero, que se espanta cuando descubre ser mucho más que un simple panadero.
Que se asusta con su capacidad de plasmar mundos alternos, todos ellos poderosos por igual.
Que se asombra de verdades tan diversas, que se forman como versos, en verdad.
Que se espanta cuando dios es el que escribe, cuando dios es el que sueña, cuando dios es en minúsculas tan frágil
que se rompe en mil pedazos de verdades que buscamos como locos en el sueño de la vida, que portamos orgullosos
predicando a todas voces, sin pararnos a pensar que el prójimo tiene un trozo de la misma verdad.

Sólo soy un panadero, que se asombra con un modo nuevo de curar y curarse a través de sí mismo.
Que imagina que la cura de su mundo es unirnos como hermanos, hasta el fin.
Que se asusta al descubrir a sus hermanos, todos dioses de misma naturaleza.

Sólo soy un panadero, que se espanta cuando huele que sus panes se le queman y siente que su mundo se viene abajo
en una lucha tan trivial por su existencia; cuando no es sino otro mundo de frágil magnificencia que se quema trivialmente, como el pan.

Sólo soy un panadero, que se apena por las manchas en su ropa, se preocupa si mañana hay qué comer o si el negro de sus uñas o si el largo de su pelo, el "qué dirán", un futuro, un pasado, una mentira trivial, su familia, sus amigos y su propia salud mental...

Sólo soy un panadero, que porta orgulloso un trozo de la verdad...
Tu verdad...



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