viernes, 31 de diciembre de 2010

Carta suicida

Tomaste mi sueño y lo destruiste.
Me hiciste creer tu mentira. Me hiciste alimentar tu mentira.
Me lastimaste hasta hacerme insensible.
Me corrompiste y me pusiste en contra de lo que soy. Hasta que me odié.
Entonces me sentí sucio y usado. Y destruí.
Me dijiste que esto era humanidad, pero era otra cosa que de humanidad no tenía nada.
Y me quedé callado.
Me hiciste creer que tú eras Dios.
Tú me creaste a tu imágen y semejanza.
¿Por qué te sorprende entonces que no te tenga un poco de piedad?


































Lo incompleto será completado
lo torcido será enderezado
lo vacío será colmado
lo viejo será renovado.
Quien tiene poco, recibirá
quien tiene mucho, perderá.
-TAO-

domingo, 31 de octubre de 2010

En la palma de la mano


Permanece un instante la pluma ingrávida en la palma de la mano.
Y permanece sin aliento espectador de su etérica belleza.
Sumido en el dilema entre exhalar y dejar ir o contener hasta morir.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Errático

Se valora la brisa más sutil en la hora más hostil de la jornada.
La alborada muestra todo ante los ojos que han sufrido oscuridad.
La verdad destruye cruel templos enteros cimentados en falacias;
y es el hambre regresando la delicia a aquel bocado que hace tiempo desdeñabas.
La memoria se disuelve ante lo inmenso que te arrastra de regreso;
es el TODO reclamando la energía que fue prestada por un tiempo.

Olvidado en el camino aquel mensaje que portasen orgullosos;
es motivo hoy de frustración desconocida, de innombrables deseos insatisfechos
que te impulsan a buscarlos sin sentido. Perdido.
Errando entre hilarantes carcajadas y un torrente de lágrimas amargas
que se vierten finalmente ante lo absurdo de ese lastre cotidiano que te traga.

martes, 7 de septiembre de 2010

Me consumo

Me quedo con ganas de nombrarte en voz alta.

Me quedo algunas noches abrazándote y sintiéndote lejana,
convirtiéndome en cenizas a tu espalda, resurgiendo nuevamente a tu mirada.

Me consumo entre tus manos poco a poco, tú contemplas esta escena, fascinada;
como un niño agonizantes a las hadas, resignado a presenciar sin ayudarlas.

Me mantengo en lo seguro, cuando puedo;
siempre al borde del abismo de tus ojos, contenido de lanzarme a un punto ciego
que me dé la eternidad de tu recuerdo.

Me pregunto dónde estoy durante un beso, si en tu boca o enredado entre tus dedos,
si es que estoy en un suspiro liberado o en alguna de tus flores de cerezo.

Me imagino en una escena de tus sueños que desliza en el cairel de tu cabello,
me imagino que despiertas y me olvidas, y me escribes inconsciente entre tus versos...

viernes, 27 de agosto de 2010

Débil y rabioso

Lo único que necesita el que se ahoga es un respiro, lo único que quiere el hambriento es un pan. Ambos tienen negada su necesidad, exaltada su miseria, esperan con los brazos extendidos al cielo, como si algo allá arriba fuese a responder. Pero no hay tal cosa, no hay arriba y no hay respuesta. No hay Dios, no hay esperanza.
Cobijas heladas y sol que no calienta al que ofrece. Rechazo siempre al final del camino. Caminos que se pierden entre la maleza. Eternamente rodeado de nadie. A veces crees haber encontrado el camino correcto y lo sigues hasta donde te permite, en el fondo sabes que es imposible tu salida. O tu acceso. Ya no recuerdas qué es lo que buscas exactamente, si es que buscabas algo. De pronto estás frente a un muro que se alza más allá de donde se puede ver o frente a un espejo que te muestra lo patético que eres. Es brutal, y te dan ganas de escupirle a ese pusilánime reflejo que da asco, pero te falta fuerza para cambiarlo, te falta valor para destruirlo y aún si así fuese, en el fondo sabes que sigues siendo tú mismo. Y eso no tiene vuelta.
Te odias entonces y quieres destruir, destruirte. Estás ardiendo de rabia por dentro pero tienes frío y hambre por fuera, y también te falta el aire. Débil y rabioso. ¿dónde está tu Dios?,
¿dónde está tu fuerza?. Inconscientemente volteas arriba para recibir una respuesta pero no hay tal cosa, no hay arriba y no hay respuesta. Y lo sabes. Sólo hay vacío...
Y tú mismo.

domingo, 22 de agosto de 2010

Alfa Centauri

me defino no buscando que me entiendas
ni porque quiera descifrarme, ya que soy un laberinto que no sabe dónde está su propia salida
sino porque me abro cual retoño
que no puede detenerse una vez que comenzó la primavera

fuí orgulloso: aquel centauro de leyenda
tomé siempre lo que quise por la fuerza
he mirado de cerca el pantano, he probado la miel de lo profano
embriagado en la orquídea traicionera, he besado a la muerte en la cabeza

despiadado desangrándome la izquierda
busqué el eco del perdón como respuesta
y el dolor de las heridas no bastó para olvidar
imborrables cicatrices hoy recuerdan
que el pasado permanece intacto aunque se vaya cada vez más lejos

*

el tarot y su magia siempre incierta
me ha tatuado el infinito con destreza
y me humilló con mi propia soberbia
ferozmente pero con delicadeza
de no quebrar el eslabón de mi existencia
perdí al loco en el desierto ardiente hasta su muerte
pero el mago resurrecto descifró que era una prueba

las espinas enterradas en las piernas
no mermaron la entereza del guerrero
entendió que somos sombras en la arena
que abrazan a la carne al final de la jornada
y liberan la energía de su prisión de materia

abandoné la vanidad en el camino
y como dignidad la encontré de vuelta
dejé de ataviarme para otros
me aceptaron los que me hallaron valioso
los que no, revelaron su hipócrita vergüenza

soy el bosque que te invita a su interior
aunque tales con desdén su fortaleza
es desierto el corazón de piedra en magma
que hace tanto ya, no espera una recompensa
mis montañas son de arista inaccesible
y es salvaje la selva en mi cabeza

*

ayer fuimos niños que miraban inocentes
la corrupción de su entorno
invisible la barrera que diez años nos aleja
nos perdimos en caminos tan paralelos
y entendimos las mismas cosas tan distinto
que ahora me sorprende que siendo tan similares
nos sintamos tan distintos

hoy te miro y encuentro en tus ojos algo más que mi reflejo
aunque digas que sólo es en apariencia
yo me pierdo fascinado en lo insondable
porque miro más allá de tu belleza

miércoles, 21 de julio de 2010

Encierro

Me es tan familiar esa sensación de vacío, de frío permanente...

Recuerdo que antes temblaba buscando algo de calor y resolvía intrincados laberintos de cabello; ahora sólo recuerdo que lo hacía, pero no logro remitir la sensación precisa. Mentiría si dijese que me duele o me entristece; esas emociones son ya demasiado intensas para poder sentirlas, las he perdido; han dejado lugar a la indiferencia que es más cruel, pero serena.
A veces me pregunto qué es esa masa helada dentro de mi pecho y por qué no se detiene de una vez; algunas de esas veces obtengo una respuesta que no logro escuchar bien; el ruido dentro de mi cabeza no me deja. El ruido dentro de mi cabeza me mantiene hipnotizado; medio dormido en el día y medio despierto de noche.
Tenía mis distracciones para hacer más llevadero el resto del encierro. Buscaba su mirada en otras, buscaba precisamente esa mirada. No la encontré porque no había otras y si las hubo, no las ví. No me importó. Con el tiempo aprendí a dejar de buscar lo que ya no se puede encontrar y aprendí a mirar hacia el horizonte, donde no se alcanza a ver más, porque no hay tal cosa como un horizonte en un encierro.
Noté cómo poco a poco me iba haciendo de piedra y destruía lo que creía tocar suavemente; el frío me hacía de piedra y no lo detuve cuando pude. Así destruí todo mi entorno.
Llamé a mis musas pero ya no quieren inspirar, están apáticas y tumbadas en un rincón oscuro, como esperando ser rescatadas... y mi espada, está rota por intentar derribar las columnas que terminaron cayendo y sellando la salida.
Fui elocuente y abstracto; lastimé con la elocuencia y confundí con la abstracción. Ante eso, no me queda nada, porque es naturaleza de la roca la aspereza, del frío la distancia y de mí, la soledad.


Con la ínfima luz que se cuela entre las rocas, me acerco al rincón donde yacen mis musas, buscando consolarlas, pero en el suelo sólo hay sangre... y plumas blancas.