Déjame compartir contigo una probada de mi mundo; mostrarte la sutileza entre instantes y segundos.
Deja que mis acordes te acaricien y te lleven de la mano hacia bosques subterráneos; donde la brisa es tormenta, bien y mal se funden juntos.
Déjate seducir por el canto de sirena que te invita a lo profundo; el salón de los espejos nos mostrará desnudos; balde helado de verdades y el renacer de este mundo.
El camino hacia la luz es inmensamente oscuro.
Los polares antagónicos convergen en algún punto.
Dos caminos se acompañan pero sólo hasta lo justo.
Carbón y diamante es lo mismo aunque se miren distintos: utilidad y belleza, austeridad y opulencia, la pasión y la templanza; el carbón al rojo vivo y el diamante en su pureza.
El veneno que asesina, salva en su dosis correcta.
Déjame pues, que te abrace aunque sea por un momento; sin pretender perpetuar lo que sabemos finito.
Déjame oir tus sueños e imaginar que son míos; contemplemos lado a lado atardeceres de fuego, paisajes de ensueño, los tiempos enrarecidos.
Deja las cosas fluir en el momento oportuno.
Derrumbemos a Babel para instaurar lo que es puro.
Afiancemos nuestras manos y recorramos la senda sin temor a despedidas, pues en el fondo sabemos que al final, volveremos a ser uno.
El equilibrio es el punto de fuga del eterno respirar del universo.
La evidencia de lo efÃÂmero es el daño permanente.
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Javier: La evidencia de lo efÃÂmero es el daño permanente.. 0 Comments
Hace 6 años
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