viernes, 27 de agosto de 2010

Débil y rabioso

Lo único que necesita el que se ahoga es un respiro, lo único que quiere el hambriento es un pan. Ambos tienen negada su necesidad, exaltada su miseria, esperan con los brazos extendidos al cielo, como si algo allá arriba fuese a responder. Pero no hay tal cosa, no hay arriba y no hay respuesta. No hay Dios, no hay esperanza.
Cobijas heladas y sol que no calienta al que ofrece. Rechazo siempre al final del camino. Caminos que se pierden entre la maleza. Eternamente rodeado de nadie. A veces crees haber encontrado el camino correcto y lo sigues hasta donde te permite, en el fondo sabes que es imposible tu salida. O tu acceso. Ya no recuerdas qué es lo que buscas exactamente, si es que buscabas algo. De pronto estás frente a un muro que se alza más allá de donde se puede ver o frente a un espejo que te muestra lo patético que eres. Es brutal, y te dan ganas de escupirle a ese pusilánime reflejo que da asco, pero te falta fuerza para cambiarlo, te falta valor para destruirlo y aún si así fuese, en el fondo sabes que sigues siendo tú mismo. Y eso no tiene vuelta.
Te odias entonces y quieres destruir, destruirte. Estás ardiendo de rabia por dentro pero tienes frío y hambre por fuera, y también te falta el aire. Débil y rabioso. ¿dónde está tu Dios?,
¿dónde está tu fuerza?. Inconscientemente volteas arriba para recibir una respuesta pero no hay tal cosa, no hay arriba y no hay respuesta. Y lo sabes. Sólo hay vacío...
Y tú mismo.

domingo, 22 de agosto de 2010

Alfa Centauri

me defino no buscando que me entiendas
ni porque quiera descifrarme, ya que soy un laberinto que no sabe dónde está su propia salida
sino porque me abro cual retoño
que no puede detenerse una vez que comenzó la primavera

fuí orgulloso: aquel centauro de leyenda
tomé siempre lo que quise por la fuerza
he mirado de cerca el pantano, he probado la miel de lo profano
embriagado en la orquídea traicionera, he besado a la muerte en la cabeza

despiadado desangrándome la izquierda
busqué el eco del perdón como respuesta
y el dolor de las heridas no bastó para olvidar
imborrables cicatrices hoy recuerdan
que el pasado permanece intacto aunque se vaya cada vez más lejos

*

el tarot y su magia siempre incierta
me ha tatuado el infinito con destreza
y me humilló con mi propia soberbia
ferozmente pero con delicadeza
de no quebrar el eslabón de mi existencia
perdí al loco en el desierto ardiente hasta su muerte
pero el mago resurrecto descifró que era una prueba

las espinas enterradas en las piernas
no mermaron la entereza del guerrero
entendió que somos sombras en la arena
que abrazan a la carne al final de la jornada
y liberan la energía de su prisión de materia

abandoné la vanidad en el camino
y como dignidad la encontré de vuelta
dejé de ataviarme para otros
me aceptaron los que me hallaron valioso
los que no, revelaron su hipócrita vergüenza

soy el bosque que te invita a su interior
aunque tales con desdén su fortaleza
es desierto el corazón de piedra en magma
que hace tanto ya, no espera una recompensa
mis montañas son de arista inaccesible
y es salvaje la selva en mi cabeza

*

ayer fuimos niños que miraban inocentes
la corrupción de su entorno
invisible la barrera que diez años nos aleja
nos perdimos en caminos tan paralelos
y entendimos las mismas cosas tan distinto
que ahora me sorprende que siendo tan similares
nos sintamos tan distintos

hoy te miro y encuentro en tus ojos algo más que mi reflejo
aunque digas que sólo es en apariencia
yo me pierdo fascinado en lo insondable
porque miro más allá de tu belleza